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yo soy la resurrección y la vida

Hoy ya es el último domingo de Cuaresma. Ya estamos en vísperas de la celebración de la Pascua y escuchamos con gran fuerza a Jesús que nos dice: “Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá”. Se nos han narrado tres encuentros llenos de fuerza y de fe: el de la samaritana, donde Jesús es para nosotros agua que sacia nuestra sed; el del ciego: Jesús es luz que da y que abre nuestras cegueras; y hoy el de la resurrección de Lázaro, que Jesús da vida a nuestras muertes. No nos podemos perder nada de este encuentro. Tiene muchos matices, es muy histórico, pero a la vez nos llena de muchísimas enseñanzas.

Estamos ante una muerte. Lázaro, que era el amigo que tanto quería Jesús, junto con Marta y con María, ha muerto y yo me pregunto por qué permite el sufrimiento a estos tres amigos.

Lázaro cae enfermo de gravedad y acuden rápidamente a su amigo. “Señor, tu amigo está enfermo”. Lázaro muere. Vemos la sensibilidad, la humanidad, la tristeza de Jesús, el llanto de las dos hermanas, cómo Jesús con ese amor, con ese cariño, quiere consolarlas y hace todo lo que puede, pero quiere enseñarles también a tener fe y a confiar en Él. “¡Cómo le amaba! ¡Cómo le quería".

Hemos visto a Jesús humano, cercano, que se emociona ante la desgracia humana; la cara humana de Jesús. Cuando hace el milagro, la cara divina, capaz de transformar el mal en bien, el pecado en bondad y la muerte en vida.

Pidamos a Jesús que nos libere de todas nuestras muertes, porque oiremos una y muchas veces: “Yo soy tu Resurrección y tu Vida”.




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