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EL MANTO PROCESIONAL DE NTRA. SRA. LA VIRGEN DE LA SOLEDAD

BREVES APUNTES HISTÓRICOS
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El Manto Procesional que luce todos los Viernes Santo la talla de Nuestra Señora la Virgen de la Soledad (tallada en Sevilla hacia el 1694), tiene unas dimensiones aproximadas de 4 metros de ancho por 5 metros de largo y fue bordado en oro por las RR.MM. Adoratrices de Logroño. Es de terciopelo negro de Lyon y su coste fue sufragado por el pueblo de Logroño en suscripción popular convocada en el año 1945. Se recibieron además múltiples donativos para obtener el oro con el que se bordó, destacando el donativo anónimo de una señora que aportó tres kilos de oro además de lentejuelas del mismo metal y riquísimos encajes. Bajo los adornos del Manto se cosieron por las bordadoras pequeños papeles con peticiones y oraciones a la Virgen.
Su diseño es de don Francisco Javier Rodríguez Garrido, nacido en Madrid en 1905 de padres riojanos (su padre, don Félix Rodríguez Rojas era natural de Nestares de Cameros y regentaba en la capital un negocio de antigüedades). Estudió Bellas Artes en la Escuela de San Fernando donde coincidió con Salvador Dalí. Cuñado del arquitecto logroñés Agapito del Valle, con quien colaboró en el ornato de algunos edificios suyos como el que aún hoy existe en el 53 de Duquesa de la Victoria, obtuvo por oposición la Cátedra de Dibujo del Instituto Práxedes Mateo Sagasta de Logroño y junto a su cuñado instaló un negocio de decoración en la calle Calvo Sotelo.
Por desgracia murió en 1954 a los 49 años. Fue un importante pintor de retratos, muchos de los cuales pueden verse aún en edificios oficiales y domicilios logroñeses. Fue autor del logotipo del Instituto de Estudios Riojanos que se usó hasta los años 80 y que incluía una imagen de la Virgen de Valvanera. Aunque su mayor prestigio se lo dio su pintura mural. Entre ellas, realizó la "Adoración al Santísimo Sacramento" de la Iglesia de las Madres Adoratrices, y murales para el Hotel París o los desaparecidos Café Los Leones y Cinema Diana, o el Luneto de San Isidro de la Iglesia Parroquial de Nestares de Cameros, de donde era oriundo su padre.

El nuevo Manto es estrenado finalmente el 14 de Abril de 1949, siendo uno de los acontecimientos del año en la ciudad de Logroño.
ESTADO ACTUAL
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Desde hace ya varios años, el Manto se guarda en un gran arcón de madera que contiene en su interior un rodillo gigante que permite su custodia enrollado y sin doblar. El Manto ha recibido dos restauraciones menores. Una por las Adoratrices de Madrid en el año 1990, y otra en el año 2009 por las monjas clarisas del Monasterio de la Asunción de Castil de Lences (Burgos). En ambos casos, y por personas expertas en tratar este tipo de piezas, se ha constatado el importante deterioro del Manto, no en sus elementos ornamentales sino, principalmente, en su integridad estructural por el deterioro del terciopelo. Las mismas apreciaciones han sido transmitidas a esta Cofradía en diversas ocasiones por parte de expertos que han sido invitados a examinar el estado del Manto.

El terciopelo de Lyon está compuesto por algodón 100% de la máxima calidad existente, que no se vende ya en los mercados normales, y cuya característica más importante es su grosor y trama densísima, lo que le otorga una caída y un cuerpo incomparables, además de gran resistencia al bordado y atirantado en bastidores.
Sin embargo, tras más de 60 años de uso el Manto presenta preocupantes indicios de deterioro en su estructura. Además del deterioro producido por la manipulación de una gran pieza de tela que hay que transportar y mover en algunas ocasiones doblada, las inclemencias meteorológicas que acompañan a veces a la Semana Santa han provocado que se mojara en diversas ocasiones, algunas de ellas en puntos del recorrido procesional donde era difícil guarecer el Paso. En los últimos años, la Cofradía tiene diseñado un protocolo de actuación para proteger específicamente al Manto en caso de lluvia; protocolo que ha tenido ocasión de demostrar su éxito en varias ocasiones ya.
El terciopelo del Manto presenta varias zonas deterioradas por el roce, algún pequeño punto con falta de material y, sobre todo presenta zonas de desgarro con los bordados. La causa principal, además de los movimientos normales en más de seis décadas, ha sido la humedad que le ha afectado en varias ocasiones. También tuvo una importancia decisiva el encogimiento que la humedad produjo en el forro interior del manto, introduciendo tensiones a lo largo de toda la estructura del mismo.
Precisamente el cambio del forro por uno nuevo y de las dimensiones originales, fue el motivo de la restauración parcial llevada a cabo antes de la Semana Santa de 2010.

Pero el daño al Manto es irreversible y corre el riesgo de un desgarro completo que pudiera afectar a la propia obra de los bordados. Estos, hoy en día son prácticamente insustituibles, siendo su coste de reposición inasumible, además de la pérdida que supondría la pérdida de la integridad de una pieza tan valiosa y tradicional.
En las siguientes fotografías pueden apreciarse tanto las zonas “rozadas” (en la fotografía se ha buscado un efecto que las hace resaltar como zona más blanquecinas frente a la zona más oscura que aún conserva su matiz original) como los “desconchados” donde hay pérdida de la zona de “pelo” del manto, quedando al descubierto la urdimbre de soporte.


A continuación, se insertan más detalles del dibujo del Manto y alguna fotografía de los daños más evidentes, tras décadas de uso.




Se hace por tanto urgente el abordar el "traspaso" de los bordados existentes en el actual soporte de terciopelo a otro nuevo.
Este traspaso, se realizará mediante “cartones” que permitirán en un futuro sustituir el manto de soporte con más facilidad y mucho menor coste.
En el año 2012, unos de los mayores expertos en la materia de España, realizó una visita ex profeso a Logroño para observar el Manto y su estado, alabando su categoría artística, inusitada para una población como la nuestra.
Finalmente, realizó una valoración y presupuesto del coste de restauración integral del Manto, superior a los 80 mil euros (más IVA), y unos dos años de trabajo.
En el año 2015 se cumplieron 50 años de la fundación de nuestra Cofradía como rama separada de la entonces existente Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro. Con esta ocasión, la Cofradía costeó con sus escasos recursos, la restauración llevada a cabo por el Taller Diocesano de Santo Domingo de la Calzada, de su Imagen Titular, Nuestra Señora de la Soledad (que pertenece al Cabildo Catedralicio).
Creemos que es el momento de abordar, con la imprescindible ayuda de todos los logroñeses, la restauración del Manto de la Virgen de la Soledad, una de las piezas más reseñables y reconocidas de nuestra Semana Santa, y así mantener el legado de nuestros padres para las futuras generaciones de logroñeses.
