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Foto del escritorCof. Virgen de la Soledad

primer domingo de adviento

1 DE DICIEMBRE DE 2019

El adviento es el primer periodo del año litúrgico cristiano, que consiste en un tiempo de preparación para el nacimiento de Cristo. Su duración puede variar de 21 a 28 días, dado que se celebran los cuatro domingos más próximos a la festividad de Navidad. Los fieles lo consideran un tiempo de reflexión y perdón.

Durante el adviento, se coloca una corona de ramas, llamada "corona de adviento", con cuatro velas, una por cada domingo de adviento.


Hay una pequeña tradición de adviento: a cada una de esas cuatro velas se le asigna una virtud que hay que mejorar en esa semana, nosotros queremos dedicar este primer domingo a la virtud cristiana de "EL AMOR".


En 1ª Corintios, 13, se nos describe perfectamente que es EL AMOR:


... ¿De qué me sirve hablar lenguas humanas o angélicas? Si me falta el amor, no soy más que una campana que repica o unos platillos que hacen ruido.

¿De qué me sirve comunicar mensajes de parte de Dios, penetrar todos los secretos y poseer la más profunda ciencia? ¿De qué me vale tener toda la fe que se precisa para mover montañas? Si me falta el amor, no soy nada.

¿De qué me sirve desprenderme de todos mis bienes, e incluso entregar mi cuerpo a las llamas? Si me falta el amor, de nada me aprovecha.

El amor es comprensivo y servicial; el amor nada sabe de envidias, de jactancias, ni de orgullos. No es grosero, no es egoísta, no pierde los estribos, no es rencoroso. Lejos de alegrarse de la injusticia, encuentra su gozo en la verdad.

Disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites, soporta sin límites. El amor nunca muere. Vendrá, en cambio, un día en que nadie comunicará mensajes de parte de Dios, nadie hablará en un lenguaje misterioso, nadie podrá presumir de una profunda ciencia. Ahora, en efecto, nuestro saber es limitado, limitada nuestra capacidad de hablar en nombre de Dios. Mas cuando venga lo completo, desaparecerá lo que es limitado. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; al hacerme adulto, dije adiós a las cosas de niño. Ahora vemos confusamente, como por medio de un espejo; entonces veremos cara a cara. Ahora conozco sólo de forma limitada; entonces conoceré del todo, como Dios mismo me conoce. Tres cosas hay que ahora permanecen: la fe, la esperanza, el amor. De todas ellas, la más grande es el amor. ...


Poco más cabe añadir... En esta primera semana de adviento, pidamos al Señor amar como Él nos ha enseñado, Él es Amor. Rogémosle que nos fortalezca para buscar su amor sobre todas las cosas, un amor que refleje su amor por nosotros.



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