22 de Diciembre de 201
Llegamos por fin al último domingo de adviento, domingo en el que nos fijaremos de nuevo en María, ya que se aproxima el momento de dar a luz al Hijo de Dios.
Esta semana la virtud cristiana que queremos afianzar es la FE, la cual se refleja en el relato de Mateo 1, 18-24, que dice así:
"Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa."
En este último domingo del tiempo de adviento, vemos a María que va a dar a luz al Salvador, y lo hacemos con fe, con la fe de José, que comprendió el significado del estado de María e "hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer".
Nos acercamos con humildad y confianza al Belén, sabiendo que fuera de la fe, la Navidad no tiene sentido.
Pidámosle a la Virgen que avive nuestra fe para ver en nuestros nacimientos, a ese Dios que se hace niño para que podamos decirle sin miedo todo lo que tenemos en el corazón.
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